
Con todos sus elementos arquitectónicos defensivos, esta imponente fortaleza no deja de sorprender a todos los visitantes.
Varios siglos atrás, los castillos de Castelgrande, Castello Montebello y Castello Sasso Corbaro proporcionaban protección a la ciudad; actualmente solo cumple la función de adornarla. Se conservan aún restos de las murallas que protegían Bellinzona, cuyos castillos son mencionados por primera vez en un documento que data de finales del siglo VI. Y esto sorprende puesto que Bellinzona estaba consideraba como una línea de defensa fundamental por los romanos. Torre Nera y Torre Bianca, de veintiocho y veintisiete metros de altura respectivamente, dominan el casco antiguo de la ciudad En Castelgrande se encuentran varios lugares de interés como el museo arqueológico y el museo de arte.
Junto a los castillos de Castello Montebello y de Sasso Corbaro, Castelgrande se encuentra entre la lista de los castillos medievales mejor preservados de Suiza y los tres forman parte de Patrimonios Mundiales Culturales de la UNESCO desde 2003.
Estos increíbles escenarios evocan aquellos tiempos en los que los soldados cabalgaban por los callejones mientras las damas ataviadas con preciosos vestidos de gala contemplaban las representaciones de los juglares.
0